La Ciudad Vieja y Ciudad Nueva de Edimburgo encarnan todo lo que hace que la ciudad sea mundialmente conocida. Integrada en un paisaje de peñascos, hondonadas y colinas onduladas, Edimburgo ofrece un abanico de perspectivas en constante cambio. Desde el perfil de torres del casco antiguo medieval, con sus imponentes edificios antiguos, hasta la cuadrícula ordenada y pulcra de la neoclásica Ciudad Nueva, a cada paso hay un nuevo descubrimiento.
El singular patrimonio arquitectónico de la ciudad, desde los laberínticos callejones del casco antiguo hasta los elegantes bulevares y la gran simetría de la Ciudad Nueva, sigue siendo el fascinante telón de fondo de una vibrante escena cultural.